Escenario de guerra

Hoy una historia que escribí en mis años mozos... Cómo pasa el tiempo





Desde allí podía ver la preciosa armonía que formaban las lejanas luces de los últimos edificios encendidos de la ciudad y del cielo estrellado iluminado por la tenue luz de la luna llena. Era un sitio silencioso y desolado donde nadie se acercaba, tal vez por la leyenda de que algo siniestro circulaba por ahí, sin embargo eso era lo que le gustaba de aquel lugar, que nunca se oían los pasos de la gente aproximarse.

Su mirada vagaba sin rumbo fijo oteando el lejano horizonte difuminado por la distancia y la oscuridad, sin apenas prestar atención al paisaje o a lo que acontecía a su alrededor.

Le gustaba esa soledad, ese silencio, esa tranquilidad,…

El mundo estaba a punto de cambiar, lo sentía. La tragedia que se cernía sobre los lugares donde vivía, se aproximaba más y más, a cada día que pasaba, era una amenaza latente y aunque nadie alteraba su rutina, se podía sentir la tensión en el ambiente, en ese estado de permanente alerta.

Había vuelto, tenía que cerrar viejas heridas y quizá también quería recordar por última vez las pocas cosas felices vividas en ese lugar…Todo antes de decidir su futuro: participar o no en la guerra que se avecinaba como piloto militar, o dejarlo para siempre…

El nuevo día despuntaba, gris, melancólico, triste… y con él, su determinación de enfrentarse a los viejos fantasmas del pasado.

Sus pasos resonaban en las calles envueltas por la niebla, aún vacías de gente y de barullo, mientras se dirigía a la vieja casa donde vivió su primera infancia, esperando reencontrar por última vez el tiempo que siempre deseaba olvidar.

La casa permanecía inalterable al paso del tiempo, cada detalle era el mismo… El humo que salía por la chimenea le indicaba la existencia de vida en su interior y eso hizo que reuniera el valor suficiente para llamar a la puerta. Tras un instante de espera, alguien de edad avanzada apareció en el umbral.

-Hola… - y el zumbido del tiempo pareció engullir aquello.

-Hija, has vuelto…

-Sí…

-Pasa, si quieres…

Y penetró a la lóbrega entrada de aquel lugar. Él se sentó ante la cálida hoguera en la que se vislumbraba un fuego y ella se recostó en una pared que permanecía en sombras.

-Ha pasado tanto tiempo desde que te fuiste, tanto que no logro recordarlo con exactitud…- dijo el hombre cansinamente.

-Diez años. Eso no es más que un instante en la eternidad.

-No has cambiado nada,…- y un brillo de esperanza se encendió en sus ojos. ¿Por qué has vuelto? Pensé…

-Ya sabes cual es la situación.

-Sí, la guerra puede ser declarada en cualquier momento.

-Por eso he vuelto, en parte… Supuestamente si se empieza seré la primera en acudir a filas, a la primera línea de ataque como la llaman los importantes, o como se conoce entre los escuadrones, seré de los primeros en morir… - dijo ella sarcásticamente.

-Quiere eso decir que…

-Que he vuelto para decidir si participo como me corresponde o lo dejo, para cerrar heridas y, en definitiva, para terminar la partida.

El silencio siguió a sus últimas palabras. Finalmente éste fue roto por el hombre:

-Yo no puedo decirte lo que debes hacer pero hay algo que me gustaría pedirte…

-Lo sé y te perdono.

-Eso era.

-¿Cuándo te diste cuenta de que me había ido?

-En realidad te vi irte aunque hasta el día siguiente no tuve la certeza de que tal vez no volverías nunca.

-Al menos no hiciste propaganda de mi marcha, o fue tan sólo para que nadie se enterará de la verdad sobre aquello.

-Mientras te ibas, sentí mucho lo sucedido y no poder darte explicaciones pero…

-Pero la mataste, ante mis ojos…

-Fue un accidente…

-Da igual, los muertos no volverán. He venido porque te he perdonado, eso es todo.

-Gracias. Sólo te pido una cosa.

-Dime.

-Que decidas lo que decidas, vengas a verme por última vez.

Ella inició su camino para salir de aquella casa.

-En cuanto a tus amigos, a menudo van al río y él con ellos.

-No son mis amigos. Adiós.

Algo acabado, pensó. Sólo necesitaba ver a alguien más o tal vez a todos ellos…
Se dirigió al río, mientras se fijaba en la oscuridad del cielo que amenazaba lluvia. Y al bajar la vista al suelo fue cuando los vio, sentados en la hierba como en los viejos tiempos.

Mientras caminaba despacio hasta allí, ellos, entre las brumas matinales, alcanzaron a verla también, la sorpresa asomaba en sus caras.

-Tú…

-Si yo, os creías que formaba parte del pasado… Ya veis he vuelto.

-Nosotros…

-Venía a hablar con él, ya lo sabes ¿no?

Alguien asintió en silencio.

-Vamos.

-Nosotros nos vamos.

-Adiós… Pues bien ya estamos solos.

-Vendrás por aquello…

-Sí, he de saber si es cierto aquello que me dijistes antes de que me fuera.

-Yo, lo siento. No sabía lo que había pasado…

-Aquel día te necesitaba, quería a alguien en quien confiar y cuando fui a buscarte, me dijiste que me dejabas porque jamás podría querer a nadie. Entonces me di cuenta de algo… No quedaba nadie por quien seguir aquí y…

-Desapareciste… Volví para hablar contigo y tu padre me explicó lo ocurrido, asumía la culpabilidad por completo. Aventuró además que tal vez no regresarías jamás.

-Pero, lamentablemente, he vuelto a escena…

Empezó a caer la lluvia en aquel lugar en el cual los dos evocaban grandes recuerdos.

-Me voy…

-Pero…

-Sé todo lo necesario.

-¿Vuelves a la colina? ¿Aquella donde te buscaba siempre que te necesitaba? Sigue igual de silenciosa y solitaria. Es como tú…

-Adiós.

Aquello era todo. En su interior la ilusión de volver allí se había roto. Ya no volverían a dolerle las heridas del pasado, pero ahora se sentía más sola que nunca… Aquel lugar… el único lugar al cual parecía alegrarle su retorno. Desde la altura miraba el pueblo fijamente cuando oyó lejanos zumbidos en el aire. Al instante vio aparecer una escuadrilla de aviones, bombarderos… Una premonición cruzó por su mente, al instante en que el primero dejaba caer su carga… Segundos después se escucharon varias explosiones y un humo denso se levantó en torno a todos los lugares de su infancia… Y fue entonces al despejarse que vio la tragedia. Ahora ya no le quedaba nada, las bombas habían borrado del mapa aquel lejano lugar. Todo aquello ansiado y odiado , no eran más que una acumulación de escombros y cadáveres, la viva imagen de una ciudad fantasma. La colina permanecía intacta, pero allí al ver su vida hecha añicos, supo con seguridad cuál sería su futuro.






Bueno si alguien se la ha leído supongo que se habrá quedado con la sensación de que apenas está rematada... Mi intención en aquel tiempo fue hacer una historia que se intuyese pero sin llegar a expresar nada formalmente, dejándola a imaginación del lector. Resumiendo, lo que viene siendo una historia de silencios que aunque sigan estando ahí, hay que afrontar para poder vivir sin mirar atrás.

2 comentarios:

Me encanta, me encantan las historias de silencios, como tú les llamas, porque puedes interpretarlas literalmente o darles un significado figurado.

Me encantan la manera en la que expresas la desolación que causa una guerra y como lo afronta alguien que siente que no tiene nada que perder, sacando de su interior la valentía para enfrontarse a la muerte cara a cara.

 

Me gusta tu manera de transmitir el dolor, sin necesidad de recurrir a palabras grandilocuentes, sino a situaciones posiblemente realistad, cercanas al lector, lo cuál impacta mucho más.

Me hago seguidor tuyo :)
Si te interesa ver un blog el cuál está centrado en sentimientos propios y universales, deberias pasarte alguna vez: odasalavida.blogspot.com
Un saludo!

 

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